"Ven y Ve" Un Testimonio de Capacitación en Ciudad Juarez

Recuerdo el día en que mi pastor Jesús Núñez  me comentó de un evento de Caminemos Juntos que se llamaría “Vengan y Vean” enfocado en el pasaje del evangelio de Juan 1:35-39. Soy estudiante de teología en el Seminario Todas Las Naciones en Ciudad Juarez, México, así que mi manera de tomar el evento fue con un pensamiento más académico. Mi proceder fue indagar en preguntas como: “¿Que nuevos métodos de misionologia aprenderé? ¿Qué concepto ha de analizare para que así mis actos misioneros sean más “efectivos”? Esta fue la manera en que me predetermine a analizar las cosas. Juzgue todo desde una perspectiva meramente académica, ortodoxa.

Llego por fin el día del evento. Estaba yo en el seminario, así que tuve que esperar a que llegaran por mí. La emoción de poder aprehender más, de poder conocer al pastor Jonathan (ya nos habíamos escrito por medio de Facebook) y la amistad que con otros presbíteros de la Iglesia Anglicana podría también forjar, se me agolpaba junto con la emoción de todo lo que en aquellos cursos podría aprender, conocer.

Así que cuando llego al centro de ministerio de “tocando puertas” (Fue el lugar donde se dispuso a realizar el evento) ya se encontraban ahí el psator Jonathan, el obispo Mark y los demás presbíteros incluyendo a pastor Manuel Cheverria misionero en la ciudad de México y al pastor José Zurita proveniente de Dallas, Texas. Pude tener algunas conversaciones con ellos. Me fue muy grato conocer un poco de donde vienen, como fue que llegaron a ser parte de este movimiento “caminemos juntos”, todo lo que Dios está haciendo por medio de sus vidas. Fue pues sumamente placentero poder entablar relación con ellos antes de comenzar el primer tema a impartirse.

Cuando comenzó el evento, debo admitir que me inquieto un poco el título y lo que había de realizarse. El día viernes hubo un “clamor al Espíritu Santo”. En mi concepción meramente ortodoxa, para mí eso era un tema delicado. Casi un tabú del cual ni siquiera se debía mencionar mucho. Ni a la ligera. Pero al ver el orden, la solemnidad, y la forma tan Bíblica en que se realizó ese clamor algo cambio en mí ese día. Todas esas precondiciones “intelectuales”, teológicas y ortodoxas que yo tenía se derrumbaron gracias a Jesucristo y su Espíritu Santo, pude ser parte de ese clamor.

El día sábado, después de pedir la noche anterior la guía del Espíritu Santo, se continuó con un tema que me transformo mi perspectiva de ver las cosas, y me hizo entender otras más sobre lo ocurrido la noche anterior. Se habló de “un rio tres corrientes” enfocado en el pasaje de 1 Juan 5:7-8. Básicamente, el pastor Jonathan nos habló de sobre cómo debe haber un balance entre ortodoxia, ortopatía y ortopraxis osea, entre sentimiento, conocimiento y acción. El problema residía en que la Iglesia hoy en día nos hemos enfrascado en un área particular de las antes mencionadas. Es urgente hacer un balance para que la iglesia este sana y bien nutrida; Y pueda entonces ser pertinente y cumplir así con la función de ser luz y sal en la tierra.

 

En este ambiente de adoración a Dios y de cursos que se impartieron, convivieron también pastores de otras denominaciones (aunque la mayoría eran de iglesias independientes); pero se rompieron barreras doctrinales y hasta la manera de llevar a cabo los cultos en la iglesia. Se percibía pues, una unidad.

En lo personal, puedo dar testimonio que encontré un descanso. Sin darme cuenta, mi prioridad era solo conocer, creyendo que de esta manera mi ministerio sería más eficaz. Pero gracias a Dios que me hizo recapacitar que no se trata de mí, ni de lo tanto que conozca o pueda llegar a conocer. Puedo tener bastante conocimiento, o esforzarme en conocer más de la Biblia, pero sin la guía del Espíritu Santo, todo eso inútil.

Así que ahora tengo otra perspectiva. Cada mañana que me levanto, antes de realizar cualquier actividad en la iglesia o fuera de ella, me encomiendo a Jesús y Su Espíritu Santo. Tengo una pasión por la unidad de la Iglesia y que más misiones sean plantadas para que esta predicación firme de la palabra de Dios, la importancia de los sacramentos y el balance en nuestras prácticas y doctrinas cristianas nos unan más como una sola iglesia y podamos “caminar juntos”.

Creo firmemente que “Caminemos Juntos” y esta plantación de iglesias en México y América Latina traerá un gran avivamiento. La iglesia de hoy en día está buscando ser pertinente para nuestro tiempo y la sociedad. Pero la triste realidad es que las maneras de querer llegar a ser pertinentes han sido tan alejadas de la Biblia, que se ha llegado comprometer verdades fundamentales del evangelio, o sino con nuestro mismo afán de querer atraer la atención a la sociedad, nos hemos hecho livianos y sin querer hemos restado importancia en nuestro sentir, pensar y hacer el sentido de lo sagrado dentro de nuestras iglesias. Creando pues un resquebrajamiento que ha dejado a la Iglesia de Cristo dividida y mal nutrida espiritualmente. Hoy más que nunca necesitan predicarse con acérrimo valor la unidad y la importancia de tener un balance en nuestra concepción doctrinal, no descuidando ningún aspecto. Ya que es común que esto suceda por poner solo atención a una de estas tres pautas.

Que nuestro Señor Jesús nos ayude en esta labor. Que más cristianos que deseen servir a Cristo y su santa iglesia, que estén apasionados de predicar el evangelio, puedan “venir y ver” lo que Dios está hablando por medio de este movimiento “caminemos juntos” lo está haciendo y creo seguirá Dios utilizando, mientras haya esta pasión que nos mueve por discipular a cristianos que deseen predicar el evangelio de Jesucristo y así “caminar juntos” hasta el fin del mundo.

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Por: Daniel Alberto López Pérez, seminarista en el seminario Todas Las Naciones, Ciudad Juarez, México